domingo, 24 de enero de 2010

LA SUPERSTICIOSA ÉTICA DEL LECTOR


(Borges)


La condición indigente de nuestras letras, su incapacidad de atraer, han producido una superstición del estilo, una distraída lectura de atenciones parciales. Los que adolecen de esa superstición entienden por estilo no la eficacia o la ineficacia de una página, sino las habilidades aparentes del escritor: sus comparaciones, su acústica, los episodios de su puntuación y de su sintaxis. Son indiferentes a la propia convicción o propia emoción: buscan tecniquerías (la palabra es de Miguel de Unamuno) que les informarán si lo escrito tiene el derecho o no de agradarles. Oyeron que la adjetivación no debe ser trivial y opinarán que está mal escrita una página si no hay sorpresas en la juntura de adjetivos con sustantivos, aunque su finalidad general esté realizada. Oyeron que la concisión es una virtud y tienen por conciso a quien se demora en diez frases breves y no a quien maneje una larga. (Ejemplos normativos de esa charlatanería de la brevedad, de ese frenesí sentencioso, pueden buscarse en la dicción del célebre estadista danés Polonio, de Hamlet, o del Polonio natural, Baltasar Gracián.) Oyeron que la cercana repetición de unas sílabas es cacofónica y simularán que en prosa les duele, aunque en verso les agencie un gusto especial, pienso que simulado también. Es decir, no se fijan en la eficacia del mecanismo, sino en la disposición de sus partes. Subordinan la emoción a la ética, a una etiqueta indiscutida más bien. Se ha generalizado tanto esa inhibición que ya no van quedando lectores, en el sentido ingenuo de la palabra, sino que todos son críticos potenciales.

Tan recibida es esta superstición que nadie se atreverá a admitir ausencia de estilo, en obras que lo
tocan, máxime si son clásicas. No hay libro bueno sin su atribución estilística, de la que nadie puede prescindir —excepto su escritor. Séanos ejemplo el Quijote. La crítica, española, ante la probada excelencia de esa novela, no ha querido pensar que su mayor (y tal vez único irrecusable) valor fuera el psicológico, y le atribuye dones de estilo, que a muchos parecerán misteriosos. En verdad, basta revisar unos párrafos del Quijote para sentir que Cervantes no era estilista (a lo menos en la presente acepción acústico-decorativa de la palabra) y que le interesaban demasiado los destinos de Quijote y de Sancho para dejarse distraer por su propia voz. La Agudeza y arte de ingenio de Baltasar Gracián –tan laudativa de otras prosas que narran, como la del Guzmán de Alfarache– no se resuelve a acordarse de Don Quijote. Quevedo versifica en broma su muerte y se olvida de él. Se objetará que los dos ejemplos son negativos; Leopoldo Lugones, en nuestro tiempo, emite un juicio explícito: “El estilo es la debilidad de Cervantes, y los estragos causados por su influencia han sido graves. Pobreza de color, inseguridad de estructura, párrafos jadeantes que nunca aciertan con el final, desenvolviéndose en convólvulos interminables; repeticiones, falta de proporción, ese fue el legado de los que no viendo sino en la forma la suprema realización de la obra inmortal, se quedaron royendo la cáscara cuyas rugocidades escondían la fortaleza y el sabor” (El imperio jesuítico, página 59). También nuestro Groussac: “Si han de describirse las cosas como son, deberemos confesar que una buena mitad de la obra es de forma por demás floja y desaliñada, la cual harto justifica lo del humilde idioma que los rivales de Cervantes le achacaban. Y con esto no me refiero única ni principalmente a las impropiedades verbales, a las intolerables repeticiones o retruécanos ni a los retazos de pesada grandilocuencia que nos abruman, sino a la contextura generalmente desmayada de esa prosa de sobremesa” (Crítica literaria, página 41). Prosa de sobremesa, prosa conversada y no declamada, es la de Cervantes, y otra no le hace falta. Imagino que esa misma observación será justiciera en el caso de Dostoievski o de Montaigne o de Samuel Butler.

Esta vanidad del estilo se ahueca en otra más patética vanidad, la de la perfección. No hay un escritor métrico, por casual y nulo que sea, que no haya cincelado (el verbo suele figurar en su conversación) su soneto perfecto, monumento minúsculo que custodia su posible inmortalidad, y que las novedades y aniquilaciones del tiempo deberán respetar. Se trata de un soneto sin ripios, generalmente, pero que es un ripio todo él: es decir, un residuo, una inutilidad. Esa falacia en perduración (Sir Thomas Browne: Urn Burial) ha sido formulada y recomendada por Flaubert en esta sentencia: La corrección (en el sentido más elevado de la palabra) obra con el pensamiento lo que obraron las aguas de la Estigia con el cuerpo de Aquiles: lo hacen invulnerable e indestructible (Correspondance, II, pág. 199). El juicio es terminante, pero no ha llegado hasta mí ninguna experiencia que lo confirme. (Prescindo de las virtudes tónicas de la Estigia; esa reminiscencia infernal no es un argumento, es un énfasis.) La página de perfección, la página de la que ninguna palabra puede ser alterada sin daño, es la más precaria de todas. Los cambios del lenguaje borran los sentidos laterales y los matices; la página “perfecta” es la que consta de esos delicados valores y la que con facilidad mayor se desgasta. Inversamente, la página que tiene, vocación de inmortalidad puede atravesar el fuego de las erratas, de las versiones aproximativas, de las distraídas lecturas, de las incomprensiones, sin dejar el alma en la prueba. No se puede impunemente variar (así lo afirman quienes restablecen su texto) ninguna línea de las fabricadas por Góngora; pero el Quijote gana póstumas batallas contra sus traductores y sobrevive a toda descuidada versión. Heine, que nunca lo escuchó en español, lo pudo celebrar para siempre. Más vivo es el fantasma alemán o escandinavo o indostánico del Quijote que los ansiosos artificios verbales del estilista.

Yo no quisiera que la moralidad de esta comprobación fuera entendida como de desesperación o nihilismo. Ni quiero fomentar negligencias ni creo en una mística virtud de la frase torpe y del epíteto chabacano. Afirmo que, la voluntaria emisión de esos dos o tres agrados menores –distracciones oculares de la metáfora, auditivas del ritmo y sorpresivas ele la interjección o el hipérbaton– suele probarnos que la pasión del tema tratado manda en el escritor, y eso es todo. La asperidad de una frase le es tan indiferente a la genuina literatura como su suavidad. La economía prosódica no es menos forastera del arte que la caligrafía o la ortografía o la puntuación: certeza que los orígenes judiciales de la retórica y los musicales del canto nos escondieron siempre. La preferida equivocación de la literatura de hoy es el énfasis. Palabras definitivas, palabras que postulan sabidurías adivinas o angélicas o resoluciones de una más que humana firmeza –único, nunca, siempre, todo, perfección, acabado– son del comerció habitual de todo escritor. No piensan que decir de más una cosa es tan de inhábiles como no decirla del todo, y que la descuidada generalización e intensificación es una pobreza y que así la siente el lector. Sus imprudencias causan una depreciación del idioma. Así ocurre en francés, cuya locución Je suis navré suele significar No iré a tomar el té con ustedes, y cuyo aimer ha sido rebajado a gustar. Ese hábito hiperbólico del francés está en su lenguaje escrito asimismo: Paul Valéry, héroe de la lucidez que organiza, traslada unos olvidables y olvidados renglones de Lafontaine y asevera de ellos (contra alguien): ces plus beaux vers du monde (Variété, 84).

Ahora quiero acordarme del porvenir y no del pasado. Ya se practica la lectura en silencio, síntoma venturoso. Ya hay lector callado de versos. De esa capacidad sigilosa a tina escritura puramente ideográfica –directa comunicación de experiencias, no de sonidos– hay una distancia incansable, pero siempre menos dilatada que el porvenir. Releo estas negaciones y pienso: Ignoro si la música sabe desesperar de la música y si el mármol del mármol, pero la literatura es un arte que sabe profetizar aquel tiempo en que habrá enmudecido, y encarnizarse con la propia virtud y enamorarse de la propia disolución y cortejar su fin.


1931

viernes, 15 de enero de 2010

Desasnar a los Asnos

Tomando este escrito de Javier Marías recuerdo muchas de las experiencias que trajo para mí el año pasado que giró laboralmente en la órbita de esa mariana idea. Intenté desasnar a muchos asnos, de los cuales una buena parte se negaba a ser desasnada. Que desagradecida labor es ser maestro.

La expresión ha traido a mi memoria la película clásica de pinocho, que me parece particularmente fuerte para los niños, especialmente la escena en la cual los niños son recolectados por unos personajes que se los llevan auna isla en la cual pueden hacer lo que les dé la gana, incluso se ve a Pinocho fumar un habano y otras cosas. El objetivo de que los niños puedan hacer lo que les dá la gana es que se conviertan en asnos y los pueda comercializar el dueño de la isla quien mientras cuida de su negocio suelta una perla:

"mas libertad se les dá, mas se portan como asnos"

Mi reciente camino me lleva a estar de acuerdo con las dos afirmaciones, la libertad no es la panacea que se vende desde unos siglos, esa libertad hoy en día comienza a mostrar aspectos negativos cuando los sujetos que la poseen no tienen las capacidades que se suponía debían tener, especialmente la responsabilidad.

Es detestable que la gente (es falso asegurar que es un comportamiento particular de los jóvenes) se la pase peleando por sus derechos sin recaer nunca en sus deberes y se crea con derecho de lamentarse ante la situación y de reclamar porque las cosas no estan bien. Veo gente que arroja basura en la calle disctiendo por el medio ambiente, veo hippies con carros con motor V8, veo personas que se quejan de la politiquería con la boca llena de lechona de campaña.

Cuando pienso en impartir una clase pienso en algunas de esas cosas, especialmente que la libertad y la lúdica y la excesiva consideración por los alumnos es algo que no tiene mucho sentido. Es un modelo ideal de educación el darle mucha libertad a los estudiantes, pero esa liertad requiere un contrapeso enorme de responsabilidad e parte de los mismos. Uno de los presupuestos de los nuevos sistemas de educación es que los estudiantes tienen la suficiente madurez como para enfrentar gran pate de su proces pedagógico por su propia cuenta y tdos sabemos que eso es una total estupidez en nuestro país.

El llamado sistema escuelero era propicio para nosotros, para gente sin iniciativa e irresponsable que no puede fijarse sus propias metas, pero lo reemplazaron por modelos de educación superior europeos del siglo pasado que fueron exitosos en contextos donde la gente lee 20 veces lo que lee un colombiano promedio (contando los compatriotas que con suerte leen mas que la fecha de vencimiento del yogurth que le dan a sus hijos). ¿que mierda se puede esperar de los bachilleres de hoy en día?

Algunos elementos de contexto importantes.

La normatividad de la promoción automática que fupe como iun meteorito en la cultura académica porque permitía que algo así como el 2% de un curso perdiera el año a pesar de que el 50% de n salón tuviera resultados insuficientes. ¿¿Que consecuencia tiene eso?? Alumnos diciendole a los profesores que no van a hacer absolutamente nada orque hay otros 3 alumnos que van peor que ellos y el profesor tiene la obligación de pasarlos. Afortunadamente esta norma ya no está vigente, pero honestamente estamos lejos de llegar incluso a los niveles de compromiso con el estudio que se tenían hace 20 años.

Los medios de comunicación y en general nuestra cultura nos detiene como un ancla. En esta, cada vez mas se subvalora mas la academia por muchas circunstancias y hcen una prolífica carrera la delincuencia y la vida fácil. Hay ue detenerse aca a dar un aplauso a los libretistas, productores, directores y ejecutivos de los canales privados de televisión por darle paso a engendros saludables como "el capo", "las muñecas de la mafia" y otras desgracias similares. en programas cmo estos se estimula la libertad de mercado y las posibilidades de vida que ello conlleva, jejejejejee, se exponen diferenes puntos de vista muy serios que son asumidos críticamente por nuestra bien formada audiencia que no permite que lo errores de las producciones tengan impacto en su manera de pensar, quién dijo que la cultura esta siendo cada vez mas traqueta, quién dijo que los jóvenes no quieren estudiar y que preferirían "coronar" antes de escribir un proyecto de grado. Papi y mami contribuyen activamente en el proceso y le da calvazos al hijo mientras ellos se embrutecen.


Que circulo vicioso en el que nos encontramos en el cual nos traga una serie de elementos. Para ponerlo de manera mas gráfica, veo las cosas así:





Interesante cosa, la hormiga leon no es nadie en particular, es lo que hala hacie abajo la condición humana, la ignorancia, el regueton, la úlcera del mundo, el cazador que tiene la cabeza de la mama de Bamby en un hall o quien quiera. La hormigas normales representan a cualquiera, su mama, la mía, usted, yo, su profesor, la vieja que mira por la calle, los que camina como gallinas buscando trozos de oro en el suelo y los que veo a las gallinas desde los edificios como aguilas arrogantes, a todos estos personajes se les arroja aena pra que caigan lentamente en las tenazas de la hormiga león (que animal fascinante).

ya me cansé de este mosh intelectual

jueves, 7 de enero de 2010

Tensión!


A veces se queda congelado con los ojos muy abiertos, como esperando que algo suceda. Sus orejas siguen cualquier sonido, todo murmullo es atendido mientras que el cuerpo se encuentra muy ergido y algo tenso, listo para reaccionar. Husmea las paredes con la mirada y fija sus enormes ojos verdes y amarillos en cada escape posible. Se ha situado en un lugar donde no va a poder ser sorprendido sin tener la capacidad de reaccionar y escapar. Quisiera meterme en su cabeza y conocer cuales son las amenazas que percibe o que sospecha.

miércoles, 6 de enero de 2010

Por qué no

Esto está como para un concurso de cosas obvias

En el instante en el cual, según documentos oficiales, murió mi padre yo posiblemente estaba preparándome para ver proggramas que no m interesaban antes de ver el programa que quería ver un viernes en la madrugada. Una noche sin señales, como cualquiera, no sentí nada, no escuche su voz...nada. Cuando me enteré de la muerte de mi padre habían pasado un par de días, en ese mismo instante mis amigos de aquel tiempo (algunos de los cuales aún lo son) se encontraban viendo televisión con sus familias sin mas sobresalto, el médico que levantara el acta posiblemente se encontraba de servicio y atendería otros casos similares como todos los funcionarios que se hicieron presentes. Quince dias despues era un día aproximadamente normal para Ella, que acostmbraa a asistir a iglesias y fué a un congreso de jovenes como cualquiera y la vi y la escuche y la volví a ver y dirigió algunas palabras que me concernian muy poco, fué la primera mujer que aborde en mi vida e inicié una conversación con ella con estratagemas de adolescente idiota. Un día despues la volví a ver a las tres de la tarde, a las 11 de la mañana de ese día estaba movilizandome en una carroza fúnebre que llevaba el cuerpo de mi papa. A las seis de la tarde de ese dia recuerdo estar con unos compañeros entre mucha gente, ellos me miraban con extrañeza, ninguno me hablo al respecto, solo uno me dio un abrazo, ella me vió, pero no pregunto nada, no tenía por que hacerlo. Un día despues me levanté como todos los días anteriores sin pensar en nada (falso, ese es el momento del día en el cual mis obsesiones mas me hablan al oido). Fuí a encontrarme de nuevo con mucha gente lo cual nunca me ha gustado y la vi a Ella de nuevo. Sonreia sin decoro y sin utilizar una máscara, tenía motivos sumamente débiles para sonreir, pero motivos al fin y al cabo, le pedí su número de teléfno y me pregunto mi correo (en aquel entonces inexistente, lo caul me obligó a abrir mi primera cuenta que aun conservo). Esa noche despues de recorrer muchas veces mi habitación la llamé, repetí el proceso un par de veces por año y la volví a ver mucho tiempo despues, repitiendo el hecho con una regularidad sumamente baja a pesar de los intentos de ella por aumentarla.

A veces pienso que ella debería saber esto, luego pienso que si alguien me dijera algo asi me sentiría aterrado. Aunque ese no es el hecho de escribir eso, todo esto viene a que no todo importa lo mismo para todos y eso a veces es terriblemente pesado, porque pretendemos que todos actuen segun nuestro pensamiento. Esa característica peculiar de la vida es una de las que más nos aislan del resto del mundo, nos separan de la posibilidad de entender a los otros...cada cabeza es un mundo diferente, no hay verdad mas acertada...no podemos entrar en otros mundos sin perder el nuestro, sin enajenarnos, que mierda!

hoy repasé gran parte de los sucesos recientes de mi vida y de los personajes que han tenido lugar en esa historia y llego a la conclusión de que todos están (estamos) solos, lo veo en sus ojos, lo siento en sus palabras, en sus gestos al hablar. Es súmamente complicado encontrar personas a las cuales sea conveniente dejar acercarse al alma propia. No todos van a valorar lo que tienen al lado, del mismo modo nosotros despreciamos como basura de manera conciente o no, explícita o no, muchas de las cosas que son o de las cosas de las que las personas gustan. Es lo normal, casi nadie le importa en serio lo que piensen los demas, a menos que se quiera mucho a la otra persona o se tenga la necesidad de ser aceptado por los demás o la opinión tenga que ver con nosotros. Cuando se encuentra una persona que se puede acercar hay que valorar mucho eso y aprovecharlo...largos eclipses en la vida, en la maldita normalidad.

Me importa lo que le pase a algunas personas que quiero mucho, de ahí en adelante me importan otras cosas...el humanista misántropo se preocupa por la humanidad como unidad, no como cantidades ingentes de individuos que intentan romper, como usted y yo, el círculo de la vida.

Lo normal es que a nadie le importe lo que es importante para nosotros y que nosotros actuemos de la misma manera...a nadie le importó el exilio de Temudgin, a nadie le importó cuando pase a la nacho, a nadie le importa su primer beso o su enorme victoria de niño o su pesadilla de adulto, su recuerdo dorado o negro.

lo único de bueno en eso es que llena la cabeza de ideas cuando se le quiere echar a volar pues no hay dias normales, no hay normalidad, no al menos para quienes tienen trabajando la cabeza en cualquier cosa cierta parte del día, aquellos a quienes les cuesta poner la mente en blanco y quienes siempre tienen que hacer, así sea en su interior. Todos los días tienen algo de novedoso, asi no sea para nosotros. Mientras escribo esto hay gente muriendo y naciendo, hay hijos de puta e hijos de ministro durmiendo en sus camas, hay gente que se esta preparando para cambia rsu vida deliberadamente y hay gente que duerme tranquilamente sin saber que no deberían levantarse el día de hoy. Es la madrugada del seis de enero del año 2010 y la vida corre, la muy maldita...la muy bendita.

viernes, 1 de enero de 2010

(Esto debe tener dos años de haber sido escrito)

Cuando subi el puente para llegar a este sitio desde el cual escribo, me detuve un momento en el medio de este para ver como se acercaba esa penumbra amorfa que es la lluvia en la lejanía, ví como se iba comiendo poco a poco, calle a calle, esa ciuade en la que se ha desarrollado mi vida.

No me acuerdo ya si me imagine alguna vez o si lei en alguna parte que la lluvia tiene el poder de aplacar el alma de los hombres, los hace reflexionar, los tranquiliza al punto de deprimirlos, es hermosa, aunque tenga traje de tragedia.

Desde lejos es una sombra gris que muestra algunos matices, ahora cae impasiblemente sobre este edificio cuyas ventanas no permiten esciuchar lo que sucede, el unico registro que quedara en mi mente de la lluvia de este dia de noviembre sera el color (ahora mas blanco) que le da a las cosas que estan lejos. La lluvia funciona como una cortina que le cambia el color al mundo.