sábado, 14 de marzo de 2009

Nunca recuerdo un nombre.

...se levanto a las 5:30 de la mañana...Había dormido poco y mal, sin quitarse la ropa, y despertó con dolor de cabeza y con un sedimento de estribo de cobre en el paladar...lo recordaban un poco soñoliento pero de buen humor...cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el espejo roto de la memoria...siempre había pensado que los niños son capaces de todo

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